Cuando el mercado de las grandes plataformas digitales se ha convertido en una necesidad real y urgente para las empresas, es primordial seguir manteniendo al usuario digital en el centro: sus necesidades, su experiencia, su uso de la tecnología, su conocimiento del sector. 

En un mundo cada vez más digital este tipo de plataformas pasan a ser críticas para las empresas, bien sean para clientes, empleados, colaboradores, etc. Con la llegada de la Covid-19 este proceso no ha hecho otra cosa que acelerarse de forma exponencial. Ya no son una herramienta más de gestión, sino la principal herramienta de gestión, tanto interna como externa. Lo que antes era un canal más, ahora es el canal disponible y más ágil. Desde la gestión de altas y modificaciones de contratos hasta la consulta de expedientes, facturas, etc. 

Tener al usuario en el centro supone tener muy en cuenta y adaptarse al máximo a sus necesidades: desde las de los usuarios técnicos y nativos digitales hasta los usuarios no avanzados, así como administrativos. El objetivo es que esta tipología no influya en la facilidad de uso: optimizar la experiencia de usuario, reducir al mínimo el número de acciones del usuario para conseguir su objetivo, maximizar las integraciones para no solicitar información de la que ya pueda disponerse, perfeccionar la estructura de los contenidos para minimizar la búsqueda, crear un diseño visual atractivo, cuidar la adaptación a cualquier tipo de dispositivo y navegador… Todo influye en que el resultado sea el mejor posible para que el usuario consiga su objetivo de la manera más fácil y rápida. 

Desde el punto de vista técnico, el uso de una plataforma como Liferay tiene grandísimas ventajas, ya que permite abstraer al usuario final de la plataforma en sí, permitiendo a los contribuidores de contenidos tener una autonomía de contribución avanzada, con flujos de aprobación de contenidos y previsualizaciones que permiten comprobar de forma ágil si la adaptación al usuario final es la correcta. Además, permite programar los contenidos y segmentarlos dependiendo de la audiencia, con lo que el resultado es óptimo.  

Desde mimacom abordamos este tipo de proyectos de migración guiados por estos principios:

• Asegurar la no regresión funcional al mismo tiempo que se incorporan nuevas funcionalidades.
• Minimizar el riesgo de disminución del servicio para el usuario final. Para ello procuramos que se hagan implantaciones graduales y con alta calidad técnica.
• Posibilidad de coexistencia de ambos sistemas cuando se trata de proyectos de envergadura.

Para nosotros, abordar proyectos complejos de portales requiere, por tanto, tener en cuenta tanto las necesidades del cliente como las necesidades del usuario final de la plataforma, independientemente de su tipología y dispositivos, abstrayéndose al máximo del cambio técnico que se realiza en los sistemas.

En el mundo digital en el que nos encontramos, plataformas como Liferay son una garantía para poder dar el mejor servicio nuestros clientes, manteniendo al usuario final siempre en el centro. Liferay minimiza los riesgos, asegura su abstracción con respecto a los cambios y posibilita esa coexistencia y posible convivencia de sistemas, siempre dando las facilidades a los gestores de negocio y contribuidores de contenidos para una autonomía de contribución avanzada.